La administración puede referirse a la estructura, el funcionamiento y el rendimiento de una entidad. Una empresa, por otro lado, es una organización dedicada a realizar tareas productivas o comerciales con el fin de obtener ganancias económicas.
Por lo tanto, la administración de empresas está relacionada con la gestión de este tipo de organización. Se trata de un conjunto de preceptos, normas y prácticas que buscan optimizar el uso de los recursos para que la empresa logre sus objetivos.
Es importante tener en cuenta que la administración de empresas puede considerarse una ciencia. En efecto, es una carrera universitaria relacionada con la economía y cuyos participantes se gradúan como en administradores de empresas, en este campo, aplican sus conocimientos para que una empresa funcione eficientemente.
La administración de una empresa requiere, como punto de partida, el establecimiento de objetivos. A partir de estos objetivos, se inicia el proceso de organización de los recursos (financieros, humanos, etc.) para que la entidad pueda cumplir sus propósitos. Debido a la multiplicidad de factores que intervienen en el funcionamiento de una empresa, su administración requiere una importante labor de coordinación y comunicación.
La planificación (establecer objetivos y decidir cómo alcanzarlos), la organización (la asignación de recursos en favor de la planificación), la gestión (la aplicación de recursos) y el control (para comprobar que se cumplen los objetivos) son los pilares de la administración empresarial.