El proceso de auditoría es de extrema importancia para las organizaciones. Después de todo, su principal propósito es asegurar los activos de la compañía.
Hay auditoría interna y externa y, aunque tienen el mismo objetivo, tienen características diferentes.
Antes de entender exactamente cuáles son estas diferencias, vale la pena recordar que la auditoría no sólo inspecciona los estados financieros, también busca garantizar los procesos transaccionales y operacionales, como el inventario y otros.
La auditoría interna es el proceso en el que se utiliza el propio auditor de una empresa.
El auditor interno actúa principalmente para servir a la administración y, por lo tanto, está muy cerca de la junta directiva o de la presidencia, porque su función es evaluar si los procesos se están realizando correctamente e indicar las anormalidades.
El principal objetivo de la auditoría externa es el análisis de políticas, procedimientos y estados financieros.
Como su nombre lo indica, es realizado por profesionales independientes, que al final del análisis, debe emitir una opinión de lo que se ha visualizado.
Para facilitar la comprensión de todas las diferencias, a continuación, veremos las funciones de los auditores internos y externos.
Es importante dejar claro que una auditoría no sustituye a la otra, sino que se complementan mutuamente, primero debe identificar sus necesidades y luego elegir la que mejor le dé los resultados que necesita.
Por ejemplo, si su enfoque es exclusivamente contable y desea obtener préstamos, inversores o aumentar el valor de mercado, la sugerencia es una auditoría externa, si se centra en la mejora de las operaciones y los procesos o en generar información para el personal directivo superior, elija la auditoría interna.
Como hemos visto, la auditoría interna y externa es de suma importancia para la empresa, ya que genera confianza y credibilidad para el mercado, mejora los procesos y aumenta la productividad y las utilidades.